"Primero, pues, fue la avaricia, después fue creciendo la ambición, y estos dos fueron como la masa y material de los demás vicios. Porque la avaricia echó por tierra la buena fe, la honradez y las demás virtudes; en lugar de ellas se introdujo la soberbia, la crueldad y el hacerlo todo venal. La ambición obligó a muchos a ser falsos, a tener una cosa reservada en el pecho y otra pronta en los labios, a pesar de las amistades y enemistades, no por mérito, sino por el provecho, y finalmente, a parecer buenos más que a serlo. Esto en los principios iba poco a poco creciendo y una u otra vez se castigaba; pero después que el mal cundió como un contagio, se trocó la ciudad y su gobierno se hizo cruel e intolerable." Salustio, Conjuración de Catilina.
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